jueves, 19 de agosto de 2010



Creo que es una sensación absolutamente genial el momento en el que sacas la ropa del tendal, y un vecino cualquiera de toda la vida te hace un gesto de saludo con la mano y te pregunta:

- ¿qué tal?

También creo que otra de las sensaciones absolutamente geniales es que tras sacar y doblar cuidadosamente esa ropa, piensas en lo bien que les va a Megan y a John, quienes acaban de llegar de vacaciones de México; o a Renae y a Nick y los regalos que se hacen. Incluso te acuerdas del talento de la chica tímida esa con la que iba a clases de francés .. si, Anna, que se tatuó un corazon enanito justo donde el órgano se ubica y que vive felizmente en Chicago... de la señorita Powell, quien tantas cosas me enseñó y del si el señor Quinn y la señora Johnson seguirán recordando mi acento. De Phill Rouse, quien escuchaba a Sinatra en los recreos, y sobre todo de Coach Mac, quien me enseño a volar.

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